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Manolo Núñez Negrón

A estas alturas del jolgorio, sin embargo, ni me va ni me viene si el candidato en cuestión o cualquiera otro, es fanático empedernido de Carmen Luvana, seguidor de Rita Faltoyano, entusiasta de Sophie Evans, alumno distinguido de Rocco Siffredi y Ron Jeremy. Ese es, en última instancia, su problema. Hasta donde sé, el mío es que sea honesto, trabajador, solidario con las causas más justas. Por lo tanto, da un poco de vergüenza ajena, de repugnancia, escuchar, en pleno siglo veintiuno, ese discurso moralista trasnochado y añejo que ya anticipa, de paso, el tono y el contenido de la campaña proselitista que se avecina.

Si se quiere hablar de lo impúdico, no tengo ningún inconveniente, siempre y cuando se le identifique allí donde, en efecto, radica. Obsceno, pornográfico, es que cuatro gatos amasen miles de millones de dólares manejando...

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