Yerba Bruja dice adiós a su casa

Por Leoncio Pineda Dattari

Internews

A pulso, con mucho sacrificio, Hunt primero limpió y luego levantó el lugar, un proyecto compartido con Margarita Espada, quien ahora reside en Estados Unidos, que comenzó a funcionar en la azotea del edificio y que se ganó un nombre dentro del ambiente artístico nacional. Ahí se forjaron creaciones que, hasta hoy, dan que hablar.

Pero pese a la labor de la experta en máscaras, tras su participación a mediados de enero en un festival celebrado en Cuba, recibió, vía correo electrónico, la noticia de que debía salir del lugar.

De ahí que hoy esté abocada a desprenderse de sus creaciones y a limpiar su taller Mongolia (allí mismo donde está el teatro), un sitio con mucha historia y lugar de creación de cientos de máscaras y títeres.

También es un espacio donde se guardaban objetos raros -tambores, vestuario, telas, libros, sombrillas de encaje, manos de papel maché y muchos artículos- que, en algún momento, dieron vida a Yerba Bruja, "que yo mantenía junto a mi taller como un acto voluntario", señala Hunt, oriunda de Nueva Zelandia y que llegó a la Isla tras empatarse con un boricua que conoció en su paso por México y Centroamérica.

"Recibí un mail de los administradores del edificio de que tenía que salir. Es una decisión tomada. Son muchos años de taller, de cosas y momentos imborrables. Pero quiero terminar aquí y buscar otro...

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