“Yo tallo para mí”

Su apartamento huele a madera y está cohabitado por decenas de juegos de ajedrez y tallas de reyes y santos, combinadas con piezas artesanales de otros países.

La fuente del olor está en uno de los cuartos, que ha convertido en un taller y en el cual el torno y otras máquinas para cortar y lijar madera están rodeadas de pedazos de madera, varios tipos de cuchillas y el aserrín que arropa los muebles y el piso, así como los libros colocados en una estantería. El siguiente cuarto también huele a madera, aunque menos. Es ahí donde se sienta a tallar la madera cortada en el espacio contiguo para convertirla en figuras del santoral puertorriqueño, reyes y, desde hace unos meses, en piezas de ajedrez que se multiplicaron después que compró el torno. Ese trabajo, al que le dedica horas casi todos los días, lo hace principalmente para él, aunque ya ha vendido muchas piezas.

“Yo tallo para mí”, afirma Ismael García Ríos, quien muestra algunas de sus primeras piezas junto a otras de más reciente elaboración para evidenciar el avance logrado con la práctica, tanto en el trabajo de definir la madera, así como de pintarla.

“Nunca seré bueno, bueno, porque empecé tarde, así que voy a dar todo lo que pueda”, declara el jubilado profesor universitario de 70 años, que comenzó en ese oficio hace como seis años.

Curiosamente, lo que lo hizo asomarse a ese mundo fue el ajedrez y no las figuras de reyes o santos, a pesar de que había comprado algunas piezas anteriormente y de que en su vida profesional siempre estuvo cerca de temas religiosos.

Poco después de retirarse e instalarse nuevamente en la isla, un amigo le dijo que el maestro artesano Pedro Pablo Rinaldi daba clases en Plaza Las Américas. Fue y le dijo a Rinaldi que quería aprender a tallar para hacer piezas de ajedrez, juego que aprendió de niño y que ha practicado constantemente, petición que el veterano artesano ignoró. En su lugar, comenzó a hablarle sobre las tallas tradicionales, las variedades de madera y otros temas relacionados.

Luego de un tiempo con Rinaldi, se acercó a la talladora Evelyn Vázquez y terminó uniéndose a otros de sus pupilos en el grupo San Miguel Arcángel. “Rinaldi y Evelyn me enseñaron que la talla es una de las expresiones culturales centrales de Puerto Rico”, declara.

del cielo a la tierra

“Con la talla desarrollé imaginación, belleza, paciencia, autenticidad cultural. Yo, de artista no tenía nada, y cuando me retiré dije que iba a hacer algo distinto. Toda mi vida fue...

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