Zermatt, los Alpes fuera de pistas

ZermatT

Por Igor Galo

Esta montaña, que hasta 1865 no fue escalada, fue el origen del turismo montañero y de invierno en esta región que hasta la llegada de los primeros turistas ingleses, hace 150 años, era una región eminentemente agrícola. Una historia que se puede conocer al detalle en el "Matterhorn Museum", abierto hasta las siete de la tarde y ubicado junto a la iglesia del pueblo. Una visita breve, pero interesante, para el aprés-ski.

La montaña, situada en la frontera italiano-suiza, separa la estación de Zermatt con la italiana de Cervinia, aunque ya no es un obstáculo para los esquiadores. Las dos estaciones están unidas por diversos telesillas, y existe un 'forfait' especial para los que deseen pasar el día esquiando tanto en Suiza como en Italia. Sin embargo, para poder hacerlo hará falta madrugar ya que tan solo en Zermatt existen 360 kilómetros de pistas, algunas de ellas abiertas también en verano, distribuidas en varias zonas o laderas diferentes: Sunnegga-Rothorn, Gornergrat-Stockhorn, Schwarzsee y Matterhorn Glacier Paradise, con predominio de las pistas rojas, aunque la oferta de descensos "negros" para los expertos y azules para los principiantes es amplia también.

Todas las zonas están conectadas por telesilla, teleféricos y trenes, y además cuenta con zonas de restaurantes, tiendas de recuerdos, bares de hielo para recargar fuerza o restaurante como el Adler Hitta, con vistas espectaculares al Cervino, donde se ofrece restauración de calidad, muy alejada de las típicas cantinas habituales en otras estaciones.

Pero sin olvidar el principal atractivo de Zermatt, el esquí, la estación suiza se ha destacado a nivel mundial por la creación de una variada oferta de actividades para disfrutar también fuera de pistas. Perfecto para estancia más largas que un fin de semana o para quienes deseen experimentar nuevas sensaciones en la montaña.

Lanzarte en parapente -planeador ligero flexible- desde alguno de los tres picos de la estación de Zermatt es posible tanto en invierno como en verano. Los vuelos, siempre con monitor, duran entre 20 y 30 minutos y cuestan 120 euros el más barato y 150 el más caro. Una experiencia única sobrevolando los Alpes con el Matterhorn de fondo...

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