Zilia Sánchez: 'El arte es mi sangre'

La artista Zilia Sánchez aparece con la luz de la mañana en su taller de trabajo, ubicado en Santurce. Su pelo color rojo ciruela resplandece, mientras se acerca para saludar con una sonrisa traviesa y unos ojos de media luna, por los que se asoma la curiosidad. "Hola", dice en tono bajo, pero enérgico, sin abandonar la felicidad. Luego, camina a paso lento hasta llegar a una silla, donde reposa.Desde ahí, nos señala algunas piezas que está trabajando, entre ellas, nuevos lienzos tridimensionales que esta vez desea sacar completamente del plano para ponerlos a girar, o mejor dicho, a bailar. "Quiero ponerle un aparatico para que la pieza gire, para que baile, para que esté dando vueltas, así, así", explica, mientras mueve su dedo índice en forma circular.A sus 93 años, Zilia Sánchez no se detiene. Sigue creando y construyendo su mundo artístico, ese que comenzó hace 70 años cuando descubrió la pintura en su natal Cuba. Ese que sigue explorando, ya sea con obras sobre papel, lienzos tridimensionales, piezas escultóricas e ilustraciones, como las que recoge su reciente retrospectiva "Zilia Sánchez: Soy Isla (I Am an Island)", organizada por la Phillips Collection, de Washington D.C., y que actualmente se exhibe en el Museo de Arte de Ponce (MAP)."Es algo de mi sangre, de mi cuerpo", afirma Sánchez sobre el arte. "Es esa cosa que está adentro apretada, y cuando lo dejan salir, encanta. Es algo que viene muy de adentro. El arte es la sangre con la que se vive", afirma con ese ritmo cubano en la voz, el cual no le ha abandonado.Luego de graduarse de la Escuela de Bellas Artes de San Alejandro, en Cuba -donde participó en el movimiento anti-Batista y prerrevolucionario-, y tras dar a conocer su trabajo en su país, la artista recibió una beca para estudiar en Madrid en plena época de la dictadura franquista. En este tiempo, visitó Francia e Italia. Tiempo después, se trasladó a la ciudad de Nueva York, donde estudió la técnica del grabado y fue testigo del auge del minimalismo. En la década del 70, se mudó a Puerto Rico, haciendo de este país su hogar. Aquí se ancló y se quedó."Me quedé porque me gustó", reconoce. "Esta es mi gente, yo siento que son mi gente. El puertorriqueño tiene la cosa de ser, estar y vivir en una isla. A mí me encanta levantarme, mirar por la ventana, y enseguida ver el agua, ver el mar", comparte.Sánchez ha sido sobre todas las cosas una artista de orillas, "una mulatica minalista" -como se cataloga-, que ha construido su...

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