Zoológico

Mario Alegre Barrios

¿A alguien se le ocurre una mejor manera de empezar la semana que estar en una fila de colecturía, temprano un lunes, después de un fin de semana largo?

"Los que vienen pa la lotería por aquí, pegaitos a la pared, los demás en una sola fila", dice la guardia de caqui bien prensao.

Somos como treinta y únicamente dos llevan billetes para cambiar. Va a ser larga la mañana: aunque hay tres empleados con apariencia de estar a punto de comenzar a trabajar, solo uno atiende.

Frente a mí, una niña de no más de 2 años juega con un teléfono en brazos de su padre. Atrás, dos jóvenes de calva reluciente, mahones anchísimos a las rodillas y bíceps tatuados, cuentan los muertos de su barrio durante el fin de semana y planifican un día productivo.

El teléfono con el que juega la niña tiene un zoológico para sus "ringtones".

"Busca el cerdo, Yarianizabelmarí, busca el cerdo", le dice el padre a la niña. Relincha el caballo y la niña grita de gusto.

"El caballo no, Yarianizabelmarí, el cerdo, coño, el cerdo", insiste el padre.

Rebuzna el burro y la niña vuelve a...

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