Entre un amigo y un dios

tperez@elnuevodia.com

"La he tocado toda mi vida", dice en inglés con su poderoso acento ruso, "ese concierto es como un viejo amigo pero de los que se mantienen siempre misteriosos. Es tan increíble que en realidad no sé si es un amigo, un dios o un amigo muy poderoso".

El director por dos décadas del Festival Saint Riquier en Francia, que además fundó, afirma que este concierto compuesto entre 1805 y 1806 demuestra "cuán bella puede ser una melodía y al mismo tiempo cuán lejos de la belleza puede estar".

Tiene tres movimientos y dura unos 35 minutos. El segundo cambia el rumbo de la historia.

"Beethoven pensó en un diálogo entre Orfeo y Eurídice, la Orquesta tiene aseveraciones fuertes y yo las voy contestando. Es un diálogo bien dramático, son dos fuerzas opuestas que se enfrentan y para mí es uno de los más poderosos en la música", indica el músico cuyas grabaciones para EMI han recibido premios como el Grand Prix du Disque, el Grand Prix Académie Charles Cros y el Grand Prix Liszt de Budapest.

De igual modo resalta aspectos de la manufactura de la obra. "Comienza con una frase simple, lo que era inusual en la época que se escribió para un concierto, y luego la orquesta toca largo tiempo para después tocar con el solista. En su tiempo fue una construcción bien revolucionaria", reconoce.

El invitado de...

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