Ansias por una cura

Por Gloria Ruiz Kuilan

gruiz@elnuevodia.comej

El día previo a ese histórico 1 de julio de este año, Myrna, paciente de epilepsia y primera en someterse en Puerto Rico a una cirugía en la cabeza (lobectomía temporal anterior), conversaba amenamente con El Nuevo Día junto a su esposo Eduardo Delgado y su neurólogo y epileptólogo, Ignacio Pita. La ansiedad la dominaba. Tanto, que hubiera deseado tener la habilidad de girar las manecillas del reloj y con ello hacer que llegara el día siguiente.

Ese día, marcaría un hito en su vida. Esperaba que se le diera el regalo que tanto anhelaba desde que era una niña y sufría de marginación por su epilepsia. Ahora, con 40 años, esperaba su recompensa: acabar con las convulsiones.

"¡Ay Dios mío. Esto es lo más grande. ¡Imagínate que se me controlen las convulsiones! A veces estoy con la nena al hombro y me voy. Es un peligro y me asusta mucho", narró Myrna sobre los impedimentos que confronta por la epilepsia.

Perder el miedo a que algo suceda mientras está sola -sobre todo con su niña Soredys-, minimizar la dependencia extrema de su esposo, poder concentrarse más y reducir los gastos mensuales en medicamentos ($ 389) son los factores que mueven a Myrna a someterse a una operación, cuyo costo fluctúa entre $ 17,000 y $ 20,000 y para la que los planes privados y el del Gobierno tienen cubierta.

Myrna, aún con la ingestión de tres medicamentos diarios, sufría de ataques epilépticos entre cuatro y cinco veces al mes.

Una revisión al electroencefalograma captado en el Centro de Epilepsia del Hospital HIMA de Caguas mostraba que Myrna se quedaba por unos minutos en un letargo. No respondía a preguntas o comandos. Sus ojos y su cuerpo se quedaban fijos hacia una dirección, como mirando al vacío. Y no podía hablar o moverse. Concluido el episodio, no recordaba lo que acababa de acontecer. "Me da como un aura. No sé cómo describirlo. Si está mi esposo cerca le hago señas y él ya sabe. Sé que me pasa (el ataque) por uno o dos minutos y después no sé qué pasó", relató al explicar los episodios.

El doctor Pita la sometió a rigurosos exámenes para determinar dónde estaba el foco epiléptico y evaluó si era recomendable la operación. "En el caso de Myrna, la literatura dice que hay un 80% de probabilidad de cura para ella", dijo.

Pero ni esas palabras hacían desvanecer los temores de su esposo Eduardo de cara a la cirugía. Su rostro contrastaba con el de Myrna. "El temor que siento es a que algo salga mal, que en ese...

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