Del clóset a la vitrina

LUIS RAFAEL SÁNCHEZ

ESCRITOR

Recordé la palabra marinovio cuando leí que Elton John y "su marido" integraban la lista de invitados al bodorrio del príncipe inglés y Kate Middleton. Desde luego, la prensa me había informado que Elton John, el compositor e intérprete, se casó con David Furnish, su compañero sentimental. Pero, me sorprendió que se lo calificara, oficialmente, de marido, palabra definida por el diccionario como "hombre casado, con respecto a su mujer".

Me sorprende, también, que se mencione a la actriz Portia de Rossi como "esposa" de Ellen De Generes, la animadora de la televisión. Y que se aluda al "novio" de Ricky Martin, ese artista para quien ningún elogio es suficiente.

El marido de Elton. La esposa de Ellen. El novio de Ricky. Resulta curioso que la imaginación colectiva, creadora anónima de aciertos semánticos como marinovio y clóset- escondite metafórico de las identidades sexuales que se asfixian por vergüenza o miedo al enemigo rumor, no haya creado voces para nominar las relaciones de parejas del mismo sexo; relaciones que el estado de Nueva York legaliza, a partir del próximo veinticuatro de julio.

¿Pensará la imaginación anónima que homosexuales y gays prefieren heterosexualizar sus sueños más preciados? ¿Pensará que la lucha por la igualdad ciudadana los obliga a nominar sus logros y alcances con vocablos de segunda mano, por el estilo de marido y esposa, novia y novio? Históricamente tildadas de impropias y marginales, ¿no habría mayor transgresión, libertad y desafío si se las siguiera llamando relaciones de amantes? ¿O pensará la imaginación susodicha que clóset y vitrina son reductos más semejantes de lo que aparentan?

Pero, una anécdota no hace verano. Y cualquier desviación al reclamo de incluir a los ciudadanos homosexuales, o gays, en todo renglón de los derechos civiles, peca de secundaria.

Divisoria, suscitadora de tensiones y prejuicios atávicos, por dicha inclusión, de hondas raíces políticas y nítida perspectiva moral, luchan hombres y mujeres alrededor del planeta, a riesgo del desprecio, la burla y el estigma. Y no sólo luchan en países cultivadores de la feroz intolerancia a cuanto contraría La Norma. También luchan dentro del controvertible paradigma de igualdad que componen los Estados Unidos de Norteamérica.

De todos modos, mientras delibera la imaginación colectiva, recordemos...

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