CONSISTENCIA Y HUMILDAD

arlos Beltrán es conocido por ser un jugador introvertido, que nunca hace alarde de su talento o de lo que es capaz de hacer sobre un campo de béisbol. Solo habla un idioma; el béisbol. Solo llama la atención de una forma; con su juego en el diamante.

Sin hacer mucho ruido, el manatieño ha acumulado impresionantes números que lo colocan entre los mejores jugadores puertorriqueños de todos los tiempos... y todavía sigue sumando.

Oriundo del barrio Tierras Nuevas de Manatí, el segundo de los cuatro hijos de Wilfredo Beltrán y Carmen Valdés amaba el voleibol tanto como el béisbol, y no fue hasta sus 17 años que decidió dedicarse de lleno al deporte del diamante.

Un año más tarde fue seleccionado en la segunda ronda del sorteo de novatos por los Reales de Kansas City y el resto es historia.

Desde la primera de sus 20 temporadas en las Mayores, Beltrán demostró que contaba con las cinco herramientas fundamentales para ser un jugador de alto nivel: consistencia en la ofensiva, poder en el bateo, buena defensa, velocidad en las bases y fuerza en su brazo.

En su historial en las Mayores, suma nueve apariciones en Juegos de Estrellas, tres premios Guantes de Oro y dos Bates de Plata. Es el único boricua en anotar y remolcar sobre 1,500 carreras, conectar más de 2,500 hits y sobre 500 dobles, además de disparar más de 400 cuadrangulares y estafarse sobre 300 bases.

Además, es apenas el quinto jugador en la historia de las Mayores en conseguir 400 cuadrangulares y 300 bases robadas, una estadística solo...

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