Desalentador panorama laboral

Alfredo González

Economista

Un joven desempleado, desanimado por estar buscando durante meses infructuosamente un empleo se pregunta: ¿cuál será la probabilidad de conseguirlo?

Un análisis realizado por un colectivo de economistas -integrado por Jose I. Alameda Lozada, Jeffrey Valentín Mari, Alfredo González Martínez y José Toral- ha estimado que su probabilidad empírica hoy sería de solo 6%; mientras que para el año 2005 era de 12%.

Lejos de ser una frivolidad estadística, la estimación es el resultado de computar la tasa de empleo por categoría de edades.

Es un dato derivado de una investigación más amplia para desentrañar el fenómeno de la generación de empleo en Puerto Rico y forjar recomendaciones para estimular la creación de mayores niveles de empleos de calidad en áreas de mayor valor social.

Motiva al grupo su preocupación al observar el reconcentramiento de la política económica gubernamental en los aspectos financieros de los problemas económicos que confronta Puerto Rico. Mientras, se tiende a obviar o minimizar el aspecto real de los procesos socioeconómicos como, por ejemplo, el descenso persistente en el empleo.

El empleo efectivo, en su análisis agregado, surge de la interacción equilibrante de la demanda por recursos humanos forjada por las empresas, y la oferta, planteada por la población, dadas sus características demográficas.

En la tabla 1 se lista una serie histórica de empleo y la población empleable, de 16 años de edad o superior no institucionalizada. En su última columna, se presenta la tasa de empleo, que es la proporción de personas ocupadas en Puerto Rico, y el indicador que más directamente mide la intensidad de uso de nuestros recursos humanos.

La trayectoria de la tasa de empleo nos revela su tendencia a bajar de su nivel de 41.4% en el año 2000; su pico en el 2006 y su abrupto descenso hasta llegar a su más reciente valor mínimo de 35.1% en junio de 2011. Esta es la cifra más baja que se haya observado en las últimas dos décadas, implicando que dos de cada tres personas en la categoría poblacional selecta no están trabajando. Este coeficiente es mucho menor que el 58% de EE.UU.

La trayectoria y el valor reciente de la tasa de empleo son suficiente evidencia de la gravedad y la prolongación de la condición de deterioro económico de Puerto Rico.

La crisis financiera es seria y apremiante, pero desatender y arriesgar las probabilidades de desarrollo económico es contraproducente en una perspectiva panorámica.

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