Un disidente de la injusticia

Al principio, titubeó. Pensó que forjaría su futuro dentro de las líneas de cal como Clemente o Peruchín. Pero un don natural para polemizar e indignarse ante la injusticia lo lanzó por otra ruta.

No viste una camiseta con número y una gorra, pero Julio Fontanet Maldonado luce otro uniforme: la chaqueta y la corbata de abogado. No pisa el diamante, pero pisa los tribunales del país como el bateador principal del equipo del Proyecto Inocencia de la Facultad de Derecho de la Universidad Interamericana.

Hijo de una trabajadora social y de un gerente de una fábrica, este mayagüezano regentó el Colegio de Abogados y ocupó el cargo de comisionado electoral del Movimiento Unión Soberanista.

Ahora, desde la cátedra, el esposo de Virginia y el papá de Claudia, Virginia y Julio, dirige un equipo de abogados y estudiantes que escribe una nueva página en la historia jurídica de Puerto Rico defendiendo a hombres y mujeres que han sido convictos de forma errónea.

Un hombre multitasking, durante la entrevista con El Nuevo Día el decano de la Facultad de Derecho toma su iPhone para procurar un dato y responder una pregunta o se levanta de la silla para abrir la ventana y recordarle una reunión a una colega que camina por el pasillo.

Este fanático de los Indios de Mayagüez tomó un curso en la Universidad de Chicago con el entonces legislador estatal y eventual presidente estadounidense Barack Obama y asegura que solo se siente cómodo vistiendo el uniforme de abogado o de profesor.

Partidario de las causas justas, se inició a los 23 años en el oficio de la abogacía como abogado de la Sociedad para la Asistencia Legal o el llamado bufete de los pobres.

Un fogoso litigante, marcó un hito en el derecho penal al presentar por primera vez el síndrome de la mujer maltratada como una legítima defensa y que ayudó a la posterior aprobación de la Ley 54 de Violencia Doméstica.

¿Siempre supo que quería ser abogado?

—No, quería ser pelotero primero (ríe). Tenía una fascinación con el béisbol. Pero desde chiquito hacía planteamientos cuando no estaba de acuerdo con lo que decían los maestros. Desde segundo o tercer grado fui un disidente de algunas cosas que se decían en el salón y defensor de los compañeros cuando los profesores eran injustos con ellos. Era algo como que era instintivo. No lo había analizado, pero desde chiquito siempre iba al underdog. Ya en sexto grado los maestros me decían que iba a ser abogado.

¿Esa disidencia llega de su familia?

—El caso de papi y mami es fascinante. Mi mamá es independentista y mi papá es republicano. Mi papá cambia cuando va a la Guerra de Corea. Dejó de ser republicano después de la guerra y mi mamá, cuando conoce a papi, empezó a cambiar. Mami era fanática de Albizu. Cuando se conocen y se casan como que hubo una mezcla interesante y los dos se convirtieron en autonomistas. Papi, un autonomista más conservador, y mami, una autonomista más de izquierda.

¿Por qué estudió...

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