Un hoyo por cada conductor

Por Cynthia López Cabán

End.cynthia.lopez@elnuevodia.com

De los cráteres, brotan dos varillas plásticas que parecen tentáculos que se abrazan a las gomas de los vehículos.

"He visto a par de gente que le digo que tengan cuidado", comenta Ricardo González, quien lleva 9 años vendiendo agua embotellada en ese semáforo.

A pocos pasos, Ricardo Rivera maniobra su motora para evitar caer en otro cráter.

"Ahí he caído ya unas cuatro veces", grita, al tiempo en que vira para mostrar el tubo de escape (muffler) que lleva a reparar de la última caída que sufrió en el lugar.

"Cada vez que doy cantazos, las piezas se van saliendo de sitio", añade.

La situación de los hoyos se repite en otros puntos de la carretera 167, en la carretera #2, desde el kilómetro 173 hasta el 170.6. También en Carolina, en la avenida Baldorioty, que se remozó en junio para la visita del presidente de Estados Unidos, Barack Obama.

Además del eterno problema de los hoyos, están las protuberancias causadas por esa tendencia de reparar las vías lanzando capas de asfalto sobre capas de asfalto.

Esto ocurre en Puerto Nuevo, en el tramo de la avenida De Diego que conduce a la Roosevelt. Allí los carros transitan en un constante brincoteo causado por las pendientes del asfalto. Ese meneo se repite en la salida de la autopista que lleva a la avenida Domenech en Hato Rey.

El secretario del Departamento de Transportación y...

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