Las lluvias que trajeron estos lodos

Entre finales de los años 90 y principios del Siglo XXI, las urbanizaciones nuevas se multiplicaban aquí como los panes y los peces en el relato bíblico. Donde quiera que se miraba, aparecían proyectos bellos, fulgurantes, con llamativos anuncios promocionando las nuevas viviendas.

Los desarrolladores no daban abasto. El Gobierno incentivaba la compra. La banca tenía tremendas ofertas. “La gente dormía en casetas de campaña en las afueras de las preventas, para ser los primeros en opcionar en los nuevos proyectos”, recuerda Ricardo Ramos, un abogado que trabaja casos de ejecuciones hipotecarias en la Clínica Legal de la Universidad de Puerto Rico (UPR).

La economía estaba fuerte. Era una época en que abundaban los empleos bien remunerados, sobre todo los producidos por las industrias que operaban en Puerto Rico al amparo de la Sección 936 del Código de Rentas Internas de Estados Unidos, que había sido eliminado en el 1996, pero con un periodo de transición de diez años hasta su desaparición definitiva.

Saltamos al 2017 y nos encontramos con un panorama que ahora es todo lo opuesto.

Miles de casas deshabitadas, urbanizaciones que se quedaron a mitad porque no se vendieron y los desarrolladores las abandonaron. Cifras récords de ejecuciones en los tribunales. Fondos buitres comprando préstamos morosos y viviendas reposeídas a precio de quemazón.

Los bancos locales tienen en su poder 5,259 propiedades residenciales reposeídas, con un valor de $490 millones.

Si se suman lotes de tierra y propiedades comerciales, la cifra asciende a $650 millones.

Desde el 2008 hasta mayo de este año, 34,425 familias puertorriqueñas perdieron sus casas por no poder pagarlas; 96,814 otras tienen problemas para emitir los pagos. En los años 2015 y 2016 se rompieron récords de propiedades reposeídas. La Oficina del Comisionado de Instituciones Financieras proyecta que este año se volverá a establecer récord.

Es una crisis con todas las letras del alfabeto.

El furor de compra y venta de hace década y media, dicen los expertos, no está desvinculado de la crisis actual. Son génesis y apocalipsis del mismo fenómeno.

“Toda burbuja explota. Como consecuencia de aquel aumento desmedido que hubo en las originaciones de hipotecas, ahora tenemos un aumento desmedido en las ejecuciones de hipotecas”, dijo Joseph Gierbolini, un abogado que representa a personas con problemas para cumplir con los pagos de sus casas.

Es un fenómeno idéntico al ocurrido en Estados Unidos entre...

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