Retiro

Yara Liceaga

Planificación lo que se llama planificación nunca hubo. Ni médicos, visitas de rigor, chequeos anuales antes del susto, de manera que era de esperarse. El problema es que uno nunca, nunca, se lo espera. Un cuerpo que ha aguantado décadas en el mundo del trabajo -y su intención es seguir-, que se ha hecho de una vida familiar y social generosa, en principio, reniega de la experiencia.

Esa visita de alerta es de las más desagradables que puedan recibirse; la fragilidad desnuda ante el hecho de estar a merced de los medicamentos de turno, a expensas de la compañía de otros.

Ajustar los tornillos a los sesenta, a los setenta o a los ochenta -sin asistencia profesional sostenida- es bastante cuesta arriba, porque si fuera solo el pastilleo, la cosa se resuelve con chavos (¡como si fuera tan fácil comoquiera!), pero el problema es que es una transformación de estilo de vida.

Cuando se dice 'cuesta...

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