SIN TALLER DE TRABAJO

Por Carlos Rosa Rosa

crosa@elnuevodia.com

Así lo decidió hace una semana en una asamblea de la junta de directores. Con votación de 27-21, los apoderados del organismo favorecieron reducir la cantidad de profesionales a solo uno en cada novena.

Hasta la pasada campaña, 32 equipos tenían derecho a dos profesionales, y los restantes 16 a tres, sumando un total de 112 plazas.

Ahora solo quedarán 48 plazas, dejando sin taller a un grupo significativo de peloteros que quedaron fuera del béisbol organizado estadounidense.

"No me tomó por sorpresa porque ya lo estaban hablando para el 2015. Sí entiendo que fue un poco apresurada, pero no la crítico. A mí me dieron la oportunidad de alargar mi carrera", dijo el veterano profesional, José León, perteneciente a los subcampeones, Maratonistas de Coamo.

"Lo que sí es que muchos jugadores se van a quedar sin trabajo. Esos muchachos que tienen 25 y 26 años, ¿qué van a hacer? Hay 64 jugadores que se quedan sin empleo de la noche a la mañana", agregó el exjugador de las Mayores, de 37 años.

La medida de retener a un profesional por novena fue presentada por el presidente de la Federación y exapoderado de Santa Isabel, José Quiles.

¿La razón?

Económica, precisó Quiles.

"En los últimos años he venido escuchando que los apoderados le achacan los problemas económicos a las contrataciones de profesionales. Así que entendí que era necesario traer el tema y los apoderados votaron a favor para tratar de controlar los gastos en momentos que pasamos una difícil situación económica en el país", indicó Quiles.

El profesional fue aprobado por primera vez en el 2006, bajo la presidencia de Israel Roldán. En un principio, los jugadores no podían contar con experiencia en las Grandes Ligas. En el 2007, la cantidad aumentó a dos por equipo.

Y en el 2008 vino uno de los cambios más relevantes a la medida. Bajo el proyecto 'Mayagüez 2010', Roldán impulsó la aprobación del profesional elite con miras a los Juegos Centroamericanos y del Caribe. Fue así que empezaron a llegar los jugadores de alto nivel y comenzaron a dispararse las dietas con jugadores devengando desde $500 hasta $1,000 por juego.

La Federación había establecido un tope de $200 por juego, pero pocos apoderados cumplían con el reglamento.

El propio Quiles reconoce que los apoderados fueron los principales responsables para que la situación se saliera de control. Al incrementar las "dietas" para los profesionales, los aficionados también comenzaron a exigir una...

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