El feminismo

AutorRuth E. Ortega-Vélez
Páginas45-90
CAPÍTULO III.
EL FEMINISMO
El problema de la paridad de los sexos, como hemos observado, se remonta
a épocas remotas, y ha girado exclusivamente en torno a la cuestión del
respectivo valor de cada género en la sociedad. Al principio, el máximo
programa del feminismo fue sostener teóricamente el concepto de la igualdad
moral e intelectual de ambos géneros. Desde la Revolución Francesa, el
feminismo se vuelve más práctico y se comienza a plantear y tratar de resolver
los problemas relacionados con los derechos de la mujer. Los filósofos de
principio del siglo XIX comenzaron a plantearse cómo, en virtud de las leyes,
una nación concede derechos a la mitad de los ciudadanos mientras propone a
la otra mitad de los ciudadanos renunciar a una parte de los mismos. El
feminismo es un hecho totalmente europeo, aun cuando los primeros
movimientos organizados se verificaron en Inglaterra y en los Estados Unidos.
El primero en hablar sobre la emancipación femenina fue el filósofo francés
Charles Fourier (1772-1837); quien, en 1807 usó la palabra féminisme; y en
1808 argumentaba abiertamente en favor de la igualdad de género entre hombres
y mujeres. Sostuvo que la sociedad se regía, sobre todo, por el desorden y la
anarquía; que los males sociales derivaban completamente de la lucha por la
división de los intereses y que la mujer era la mayor víctima de este estado de
cosas. En defensa de la mujer, Fourier traía como ejemplo algunos momentos
históricos durante los cuales, en las repúblicas antiguas y modernas, las mujeres
habían participado en los principios de libertad y dignidad, y afirmaba que estos
eran momentos de gran virtud moral.
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Marie-Jean-Antoine Nicolas de Caritat, marqués de Condorcet (1743-1794),
otro filósofo francés de la época, creía que no existía razón alguna para dar una
educación diferente a los hombres y a las mujeres. Al igual que Fourier,
Condorcet estaba convencido de que el perfeccionamiento social dependía, en
gran parte, de la doble reforma de las leyes y de las costumbres. Ambos se
oponían decididamente a Rousseau, quien, aun habiendo afirmado que ambos
géneros eran iguales y que su relación no era ni de inferioridad ni de
superioridad, había sostenido posteriormente la necesidad de dar a la mujer una
educación distinta a la del hombre. En 1788, Condorcet escribió una obra
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titulada Essai sur la constitution et les fonctions des assemblées provinciales.
En la misma reclamaba la participación de la mujer en las elecciones de
“representantes”. En su Sur Fadmissión des Femmes au Droit de Cité (Sobre la
L. Capezzuoli y G. Cappablanca, Historia de la Emancipación Femenina (Madrid:
119
Castellote, 1973) 14.
La tarea de la mujer era, para Rousseau, “agradar al hombre”, y la educación de la mujer
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debía estar basada en ese principio. L. Cappezzuoli y G. Cappablanca 9-16.
La Mujer Puertorriqueña: Historia y Derecho de Familia
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Admisión de las Mujeres al Derecho Civil) de 1790, Condorcet afrontó el
problema de la emancipación femenina de manera directa.
En Inglaterra, para 1792, Mary Wollstonecraft (1759-1797) comenzó a
comentar sobre el feminismo en su libro La Vindicación de los Derechos
Femeninos. Esta obra fue considerada en todos los países de habla inglesa como
la Biblia del movimiento femenino. En ella exponía que la sociedad debía crear
leyes favorables, establecer la igualdad de los sexos y promover una educación
que fuera igual a la de los hombres, con la posibilidad para la mujer de volverse
económicamente independiente mediante el trabajo. Con ello, estaba convencida
de que la igualdad no solo era justa, sino socialmente necesaria, tanto para la
mujer, como para la sociedad.
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En su obra, Mary Wollstonecraft hace una síntesis de las ideas sobre la
liberalización de la mujer, producto de la Revolución Francesa. No solo pide
educación y derechos políticos para las mujeres, sino que plantea el problema
de la necesidad de un movimiento feminista para lograrlo. Al mismo tiempo,
analiza los mecanismos psicológicos por los cuales las mujeres asumen no solo
una posición de inferioridad en la sociedad, sino que no combaten contra ella.
Mary Wollstonecraft dibuja un cuadro excepcional sobre la situación de la
mujer inglesa a fines del Siglo XVIII, “sobre todo, en lo que se refiere a la
educación que las preparaba para una vida de sumisión, las enseñaba a mentir,
y a disimular bajo una hipócrita apariencia de virtud y castidad, y que las
encerraba en estúpidas y frívolas ocupaciones domésticas”. Wollstonecraft fue
la primera mujer que se atrevió a calificar el matrimonio como prostitución
legal, consideró a la mujer como una clase oprimida y comparó su situación con
la esclavitud.
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El concepto en el cual se inspiraba Wollstonecraft fue retomado y redivulgado
por John Stuart Mills (1806-1873) quien, en sus libros y en el Parlamento inglés,
se dedicó a defender la causa de la mujer. En 1869, en su libro The Subjection
of Woman (La Sujeción de la Mujer), no vaciló en demostrar lo infundado del
estado de inferioridad al que leyes y costumbres relegaban a la mujer. Estas
leyes y costumbres persistían en una serie de instituciones sobre las que había
reposado durante siglos la sociedad, teniendo como base el derecho del más
fuerte. El filósofo inglés afirmó que el primer paso a cumplir para la completa
emancipación de la mujer era concederle la paridad jurídica, tanto en el derecho
público como en el privado.
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En su libro, Stuart Mills recoge sus ideas fundamentales sobre los derechos
humanos, políticos y sociales de la mujer; elabora brillantemente la capacidad
La obra más importante del incipiente feminismo en Inglaterra es La Vindicación de los
121
Derechos de la Mujer (Vindication of the Rights of Women).
Mary Wollstonecraft, La Vindicación de los Derechos de la Mujer (Madrid: Debate,
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1977).
John Stuart Mills, La igualdad de los sexos (Madrid: Guadarrama, 197 3).
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La Mujer Puertorriqueña: Historia y Derecho de Familia
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femenina, al igual que la de los hombres, para gobernar y producir en todos los
aspectos; subraya, además, lo equívoco de las llamadas "intuición femenina" e
"inferioridad mental y física de la mujer" y milita fuertemente en contra de la
tiranía matrimonial masculina. El primer derecho que Mills reclamó para la
mujer fue el derecho al voto.
De igual manera, casi una centuria después de la publicación de The Subjec-
tion of Woman, tomó la defensa de la mujer otro autor feminista inglés: Ashley
Montagu, el antropólogo con ideas renovadoras y con valentía para romper
algunas de las barreras culturales del siglo en el que le tocó vivir. Montagu fue
conocido por, en 1953, publicar The Natural Superiority of Women. En este
libro, afirmaba que los hombres venían a ser una especie de mujer incompleta
y que, en muchos aspectos, las mujeres eran biológicamente superiores. Según
Montagu, las mujeres poseen un sistema inmunológico más poderoso que las
protege mejor y les permite también una recuperación más rápida de la fatiga,
la enfermedad, un shock o el hambre. Aunque, según este autor, el cerebro de la
mujer es más pequeño que el de los hombres, sin embargo, tiene mayor
coordinación entre los hemisferios y, como consecuencia, más desarrollado
estructural y funcionalmente, y capaz de pensar de manera más profunda e
intuitiva que el cerebro masculino. El resultado de todo ello es, dice Montagu,
que las mujeres son más perspicaces y poseen más resistencia y longevidad.
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Montagu aseguró que constituía un prodigio de la inteligencia humana el que
las madres fueran capaces de ser conscientes de las necesidades de sus hijos de
una forma puramente intuitiva. El amor y el desvelo por los demás represen-
taban el signo fundamental de humanidad de cada uno, y las mujeres, señala este
autor, tenían la facultad de enseñar a los demás la manera de ser humanos.
A. Concepto feminismo:
El feminismo es un conjunto de teorías sociales, y prácticas políticas, en
abierta crítica de relaciones sociales históricas, pasadas y presentes, motivadas
principalmente por la presencia femenina. El significado del término feminismo
varía de persona a persona, pero, básicamente, feminismo es en sí la creencia en
que los hombres y las mujeres son seres iguales. El feminismo, sin embargo, se
ha convertido en una reacción al régimen patriarcal de la familia y a las
consecuencias nefastas de este.
Ruth Burgos-Sasscer define feminismo como "una filosofía política que
aboga por la eliminación de los roles sexuales establecidos, y por la creación de
Según una teoría antigua difundida por Hammod, las diferencias derivadas del sexo en
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las distintas cualidades fisiológicas, la masa encefálica de la mujer está constituida para producir
sensaciones más que pensamientos, lo cual la aleja de aq uellas actividades que tienen
preponderancia intelectual, como lo son las matemáticas, quedando en ella relegado el sentido
de la justicia por la influencia de la emoción y del histerismo, que, según ese autor, son las
cualidades que la caracterizan. Véase: Gómez Morán 249.

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