El patriarcado

AutorRuth E. Ortega-Vélez
Páginas23-43
CAPÍTULO II.
EL PATRIARCADO
El origen de la institución de la familia es un tema histórico difícil de
determinar en la civilización occidental. Como ha afirmado don José Castán
Tobeñas, los orígenes de la familia están todavía ocultos por las brumas de la
prehistoria. Tan es así que, en los comienzos del Siglo XXI, continúan
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ocultos tanto el origen de la institución de la familia como el origen de la
institución del matrimonio. A tal extremo, la ciencia que trata de la vida de los
hombres (entiéndase incluidas las mujeres) aún no ha logrado develar el
misterio, a pesar de todos los adelantos en las diversas áreas del saber con que
cuenta la humanidad. Los informes que proveen los etnólogos acerca de las
formas primitivas de la sociedad humana son, en sumo grado, contradictorios.
Tal vez, debido a los escasos elementos de certeza con que cuenta el
investigador, ninguna persona estudiosa de la cuestión ha logrado rastrear con
éxito la génesis de ambas instituciones.
No obstante, a partir de las investigaciones arqueológicas y antropológicas
iniciadas en el siglo XIX, surgió un gran interés por conocer la evolución que,
a través de la historia, sufrió la organización de la familia. Este conocimiento
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permite, no solo conocer el papel que el individuo desempeñó en las distintas
etapas históricas en el ámbito de sus relaciones más íntimas, sino "revisar
concepciones impregnadas, más que de fundamentos científicos, de
preconcepciones o motivaciones ideológicas tales, por ejemplo, como afirmar
que al orden natural pertenece la estructura paternalista de la familia”.
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A. El Matriarcado:
Don José Castán Tobeñas brinda información sobre algunas modernas
escuelas sociológicas positivistas que han pretendido reconstruir la génesis de
la familia, suponiendo que hubo una primera fase de horda promiscuidad
absoluta, en la cual no había verdadera familia; y una segunda fase de régimen
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de matriarcado en la que se inició la institución familiar, pero bajo una
organización matriarcal. Para Castán, el matriarcado es una consecuencia del
56
José Castán Tobeñas, La condición social y jurídica de la mujer (Madrid: Reus, 1955)
52
50.
Mauricio L. Mizrahi, citando a Belluscio, comenta que, en rigor, no existe la familia,
53
sino diferentes tipos de familia que cambian en función de la época, de la geografía, del
desarrollo económico, técnico y social, de la clase social y de la evolución de las ideas. Familia,
Matrimonio y Divorcio 2.
Gustavo A. Bosser t y Eduardo A. Zannoni, Manual de Derecho de Familia, segunda
54
edición (Buenos Aires: Astrea, 1990) 1.
Castán Tobeñas 50.
55
Federico Engels, El origen de la familia, la propiedad y el Estado 9-10.
56
La Mujer Puertorriqueña: Historia y Derecho de Familia
24
estado de promiscuidad sexual y es tan antiguo como el género humano mismo;
pero, según este autor, la teoría del matriarcado es inadmisible por ser un
fenómeno aislado que tiene lugar en momentos en que la agricultura, iniciada
y cultivada directamente por la mujer, adquiere un valor económico superior al
de la caza, ocupación habitual del hombre. El matriarcado, dice Castán, no
constituye una fase obligada de la evolución social.
La institución del matriarcado fue conocida realmente durante la segunda
mitad del siglo XIX, cuando el sociólogo Juan Jacobo Bachofen presentó la
teoría del matriarcado en su obra Das Mutterecht. El autor, señala Federico
Engels, asienta allí las siguientes proposiciones:
1. Que los seres humanos habían vivido primitivamente en la promiscuidad,
que designa de un modo impropio con el nombre de hetarismo.
2. Que un comercio sexual de esta índole excluye toda certidumbre de
paternidad que, por consiguiente, la descendencia solo podía contarse en línea
femenina (es decir, con arreglo al derecho materno), y que en ese caso
estuvieron en su origen todos los pueblos de la antigüedad.
3. Que a consecuencia de este hecho, las mujeres, como madres y únicos
parientes ciertos de la generación joven, gozaban de tal aprecio y respeto, que,
según el parecer de Bachofen, llegaron hasta la preponderancia femenina
absoluta (ginecocracia).
4. Que el paso de la monogamia, en que la mujer pertenece exclusivamente
a un solo hombre, encerraba la transgresión de una ley religiosa primitiva (es
decir, de hecho, la transgresión del derecho inmemorial que los demás hombres
tenían sobre aquella mujer), transgresión que debían expiarse o cuya tolerancia
debía rescatarse por medio del abandono temporal de la mujer.
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Otros autores establecen que es inverosímil que haya tenido existencia una
sociedad prepatriarcal y plantean que la mujer –en todo tiempo y lugar– antes
que persona fue considerada solo en su aspecto sexual y reproductivo; que no
tuvo jamás el poder económico, social o político, y que siempre fue víctima de
la dominación del hombre, quien se apropió de su capacidad reproductiva a
través del gobierno de su sexualidad. Bossert y Zannoni (pág. 2) señalan que,
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en una primera época, el grupo familiar no se asentaba sobre relaciones
individuales, de carácter exclusivo entre determinados sujetos, sino que la
relación sexual, de la que en última instancia deriva la organización de la
familia, existía indiscriminadamente entre todos los varones y mujeres que
componían la tribu. Esta situación determinaba forzosamente que, desde el
nacimiento de la criatura se supiera quien era la madre, mas no en cambio, quién
era su padre; lo cual les permite afirmar que, en su origen, la familia tiene
carácter matriarcal, pues es exclusivamente junto a la madre, por ser ella
conocida, que el hijo crece, se alimenta y educa.
Castán Tobeñas 57.
57
Mizrahi, Familia, Matrimonio y Divorcio 20-21.
58

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